"Podía haber sido cualquiera de ellos, cualquiera... Les salvó la vida...". José Manuel González puede a duras penas acabar la frase. Es el padre de uno de los ciclistas cadetes que el pasado sábado corrían una carrera en Asturias que terminó en una tragedia que podía haber sido mucho mayor. El guardia civil Dámaso Guillén, de 49 años, evitó con su vida que un conductor kamikaze con un coche robado se estrellara contra el pelotón de jóvenes entre 16 y 18 años a la altura de Beifar.

Este lunes en Oviedo ha tenido lugar el funeral de Dámaso Guillén al que han asistido sus compañeros de la Guardia Civil, su viuda y familia, y diversas autoridades. También algunos de los chavales del club ciclista, que han querido ir a despedirlo. "Para nosotros es un héroe. Si hubiéramos ido un minuto antes o después, viendo que el conductor no paró ante los avisos de la Guardia Civil, ahora mismo estaríamos muertos todos", ha explicado Pelayo González, uno de los jóvenes que se salvó por la heroica intervención. Así lo cree también Jesús Rodrigo, el presidente del Club Ciclista Las Mestas: "Si no llega a ser por este hombre igual 20 ó 30 chavales no estarían aquí".

Los compañeros de Guillén le han rendido homenaje tanto en el funeral como en las redes sociales. Destacan de él su carácter afable y su total implicación en el trabajo. La semana pasada, cuentan, echó horas para colaborar en la extinción de los incendios declarados en Asturias. La Guardia Civil le ha concedido la Medalla de la Orden del Mérito por toda una vida dedicada a servir a los demás.