La ola de calor en la superficie se sufre también en el mar. Las altísimas temperaturas que llevamos viviendo semanas en España hacen que el agua del Mediterráneo, por ejemplo, esté hasta 6 grados por encima de lo habitual en estas fechas.
Por poner un ejemplo, la sensación térmica en la Comunidad Valenciana a las 9:30 horas de este martes superaba los 40 grados. A esto se une la posible falta de precipitaciones que en los próximos años puede sacudir la vida cotidiana, desde el agua potable disponible a su uso para la agricultura.
Las previsiones que teníamos para dentro de décadas se han acelerado bruscamente, algo que no solo afecta en verano, ya que las altas temperaturas del agua podrían formentar la aparición de DANAs de cara al otoño.
Los récords que batimos cada año tienen un efecto directo en nuestros ecosistemas. Desde 2015, hasta 50 especies han sufrido eventos de mortalidad masiva, lo que provoca una degradación severa de los paisajes submarinos y la biodiversidad.
Esto significa que corales, praderas de Posidonia o moluscos acaban desapareciendo, y a su vez otras especies que dependen de ellos. Por otro lado, plagas como medusas podrían ser más frecuentes.