Puede que su nombre no sea tan conocido como el de otras especies como los osos panda o linces ibéricos, por todo el mundo conocidos como animales en peligro de extinción. Sin embargo, la cabra guadarrameña, especie autóctona del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, está también en peligro de desaparecer.

Es por ello que el Ayuntamiento del Boalo, en Madrid, ha creado una iniciativa para cuidar y mantener esta raza. Raúl Serrano, pastor de cabras en la Sierra de Guadarrama, explica que estas cabras están en peligro de extinción porque en la zona "han entrado otras razas, como las malagueñas o las murcianas, que son más productivas".

La cabra guadarrameña es mucho más de montaña y más fuerte, pero mantenerlas es "más costoso" que en el caso de otras razas. "Son más difíciles de gestionar y quizá den un poco menos de producción", explica mientras pastorea a su rebaño.

Esta especie de cabras necesitan pastar seis horas diarias y se alimentan de "plantas medicinales, bellotas o brotes". "Son animales que disfrutan del aire libre, el sol y los paseos", añade el pastor, que no pierde ojo de sus animales en ningún momento.

"La idea es que no perdamos un tipo de cabra que es de aquí", apostilla, explicando que este animal suele ser marrón, con pelo relativamente largo, aunque también a veces las hay de color gris. "Depende de la región, también hay diferentes estilos", matiza Serrano. Estos animales viven en toda la Comarca del Guadarrama, un área geográfica situada en la Comunidad de Madrid y en Castilla y León.

La concienciación sobre la importancia del mantenimiento de este tipo de cabra es un trabajo que cubre varias áreas. El Ayuntamiento de Boalo, por ejemplo, está celebrando jornadas dedicadas por entero a esta cabra para educar sobre su conservación.

"Lo importante es que las cabras salgan a pastar todos los días y estén en contacto con la naturaleza", agrega Serrano, que anima a confiar en que esta "es la mejor manera de mantener a estos animales, tanto por su bienestar como por el producto que vas a tener luego".

No solo eso: el pastor destaca, además, la labor ecológica que cumplen estos animales en el medio ambiente, tanto con sus heces como con la poda del monte al comer plantas del suelo. Y un motivo más: la tradición. "¿Quién va a enseñar a las futuras generaciones?", se pregunta el pastor poco antes de llamar a las cabras: ya es hora de recogerse.