El programa de cría de visón europeo chequea los visones con 15 días y 30 días desde que nacen. Se aseguran de que están bien, los auscultan, los pesan y comprueban que su crecimiento es normal, además de ver si han podido abrir los ojos. Después de esto les ponen un microchip.

Ana Lidia Salís, coordinadora de proyectos FIEB, cuenta que cuando hacen el chequeo, "uno de los mayores riesgos es que la madre los rechace". Por eso intentan que las crías estén tranquilas cuando las devuelven a la madre y que ésta también esté lo más relajada posible para aceptar al animal.

Las instalaciones del complejo cuentan con piscina y vegetación que simula el hábitat de los visones para que se acostumbren a vivir rodeados de su vegetación natural. El visión europeo desde 2018 se considera una especie en peligro crítico de extinción, es decir, el mayor estado de amenaza que puede tener una especie silvestre.

Quedan menos de 500 individuos de esta especie, esto se debe principalmente a dos causas: la destrucción de su hábitat y la llegada del visón americano al espacio que ocupaba el visón europeo. Cada visón tiene una dieta específica basada en las necesidades de esta especie en concreto.

Se ha realizado un estudio dietético sobre los visones y cuenta Salís que intentan que "reciban presa viva para que se acostumbren a la caza".

El objetivo final de este centro de cría es que los animales sean individuos susceptibles de ser liberados y de poder sobrevivir en su medio.