Este último fin de semana de mayo se esperan temperaturas veraniegas adelantadas en la mitad sur peninsular, con los termómetros a 36 grados en algunas zonas, como en el Valle del Guadalquivir, mientras que el ambiente será más fresco y algo lluvioso en el norte, donde no se superarán los 20 grados.

"Tenemos por delante un fin de semana ya con calor en el centro y sur de la península. En estas zonas, se superarán los 32 e incluso a los 34 grados. Las altas temperaturas van a continuar durante los días siguientes en esas mismas áreas, aunque en el tercio norte el ambiente será más fresco desde el domingo. Esta situación es posible que se prolongue hasta el jueves o viernes", ha afirmado el portavoz de la Aemet Rubén del Campo, tras lo que ha aclarado que "no estamos ante una ola de calor", ya que, para ello, "se necesitarían temperaturas máximas unos grados más altas que las que vamos a experimentar". "Sin embargo, lo cierto es que será un calor intenso para esta época del año", ha apostillado.

No en vano, los termómetros marcarán valores diurnos "entre cinco y diez grados superiores a las habituales para estas fechas" en buena parte de la mitad sur, según Del Campo, quien ha señalado que "serán temperaturas máximas, sobre todo, en la mitad sur, más propias de finales de junio o de comienzos de julio".

En cuanto a las lluvias, aparecerán este fin de semana en las comunidades cantábricas y los Pirineos, aunque no son descartables algunas tormentas por la tarde en zonas de montaña.

La predicción de la Aemet indica que las capitales más calurosas serán Córdoba y Sevilla, con 34 grados el sábado y 36 el domingo. En contraposición, refrescará más en Santander este sábado (19) y en A Coruña, Bilbao, Santander y Vitoria el domingo (18).

"En resumen, salvo si nos encontramos en el tercio norte, donde el ambiente será más fresco, ya podemos hablar de los primeros calores con cierta intensidad en buena parte de nuestro país", ha subrayado Del Campo.

Previsión del sábado, domingo y lunes

A lo largo del sábado, habrá ascenso térmico en buena parte del país, aunque en el oeste de Galicia se espera una bajada notable. Se alcanzarán 30 grados en el sur, el valle del Ebro y la zona centro. En el Guadalquivir se rozarán los 35 grados. En cuanto a las precipitaciones, podrían aparecer algunos chubascos en puntos de Galicia, Asturias y el noroeste de Castilla y León, sin descartarlos aisladamente por la tarde en zonas de montaña de la península y de Mallorca.

Y en cuanto al domingo, soplarán vientos del norte en el área cantábrica, lo que provocará un acusado descenso térmico por allí de hasta ocho grados con respecto a las temperaturas del sábado. "Será una jornada fresca en esa zona. No se llegará a los 18 o 20 grados. Además, estarán los cielos nubosos y habrá algunos chubascos o lluvias débiles en el área cantábrica", ha indicado Del Campo.

En el resto del país, continuarán subiendo las temperaturas, especialmente en el este peninsular y en Baleares. El valle del Ebro llegará a 34 grados y el tendrá 36. En el resto de la zona centro y la mitad sur, habrá entre 30 y 34 grados. Antes, se espera una noche tropical en zonas de Andalucía, es decir, cuando las temperaturas mínimas no bajan de 20 grados. Eso ocurrirá durante la madrugada del domingo.

El próximo lunes, continuarán bajando las temperaturas en el tercio norte peninsular, mientras que en el resto del país permanecerán sin grandes cambios. El día volverá a ser fresco en las comunidades cantábricas, así como en el alto Ebro y los Pirineos. "Vitoria, Burgos u Oviedo apenas pasarán de 15 grados, que es una temperatura más propia de principios de abril que a finales de mayo", ha señalado Del Campo. En cambio, se superarán los 32 grados en buena parte del centro y el sur de la península, y los 34 en el valle del Guadalquivir.

La madrugada será otra vez tropical en puntos de Andalucía, y también hará calor para esta época del año en Mallorca y amplias zonas de Cataluña, donde se superarán los 30 grados. El lunes seguirá la posibilidad de chubascos en el extremo norte, sin descartarlos en áreas de montaña, pero de forma más aislada.