Algunos restaurantes están optando por volver a las aceiteras rellenables, un utensilio cuyo uso está prohibido desde hace casi una década. La OCU explica que se trata de una normativa antigua que entró en vigor en 2014 con la que se busca garantizar que el aceite que consumes "corresponde con su calidad".

Algunos restaurantes prefieren ajustarse a la medida con el uso de monodosis de aceite, vinagre y sal, pero otros establecimientos siguen optando por estos recipientes rellenables.

Aunque algunos lo ven como una forma de gestionar el consumo, desde la OCU advierten que tiene que ver con una cuestión de información. Aunque estos lugares pueden ser sancionados, a veces, como explica Enrique García, puede salir "más barato incumplir las normas de protección de los consumidores que las sanciones en sí".

Pese a todo, esta práctica no podría poner en riesgo nuestra salud. Estos establecimientos "tienen que poner a disposición de los consumidores productos seguros", añade García. Lo importante es saber su procedencia, ya que, cuando se trata del aceite, la etiqueta importa y mucho.