La operación supone, al margen de un coste económico que aún se desconoce, un nuevo golpe para la imagen de un fabricante que se ha labrado fama mundial gracias a su "método Toyota", conocido por poner el acento en la "continua mejora".
En los últimos meses, las averías mecánicas han afectado también a sus principales competidores, la estadounidense General Motors (GM) y la alemana Volkswagen, que han protagonizado llamadas a revisión masivas.
Aunque Toyota aseguró no haber tenido constancia de ningún accidente por culpa de estos fallos, en el último lustro, su reputación como una empresa capaz de combinar rapidez y eficiencia inusitada a la hora producir coches de gran calidad ha quedado cada vez más en entredicho.
En 2012 llamó a revisión a más de 7,4 millones de vehículos en todo el mundo por una avería eléctrica y poco después, en febrero de 2013, un fallo de software le obligó a pasar revista a 1,9 millones de unidades de uno de sus productos insignia, el híbrido Prius.
No obstante, el mayor defecto de serie detectado en sus coches afectó al acelerador y obligó a llevar al taller a casi 10 millones de vehículos entre 2009 y 2011.
Aquel fallo vino marcado por un trágico accidente mortal que tuvo lugar en EEUU y en el que el conductor del Lexus implicado pudo relatar en una dramática llamada a los servicios de emergencia que el acelerador estaba atascado y el vehículo circulaba sin control poco antes de sufrir el choque que costó la vida a sus cuatro ocupantes.
Para terminar de golpear su imagen, el pasado marzo Toyota aceptó pagar una multa de 1.200 millones de dólares que le impuso el Gobierno de EEUU, la mayor con la que Washington ha castigado a un fabricante de coches, por "realizar declaraciones públicas engañosas y proporcionar datos inexactos" para ocultar la grave avería.
La sanción y los nuevos problemas en los coches de Toyota coinciden con la polémica que rodea a la última llamada a revisión realizada recientemente por su principal competidor, la casa estadounidense General Motors, que podría afrontar en el futuro una sanción aún mayor.
GM comunicó en febrero que debía sustituir el sistema de ignición en unos 2,6 millones de sus vehículos en todo el mundo, un defecto que anula el funcionamiento de los airbag delanteros y que ha causado al menos 13 muertos, según propios datos de la compañía, aunque se sospecha que podría haber provocado centenares.
El fabricante de Detroit detectó el problema en 2001, según algunos documentos revelados en las últimas semanas, pero lo ignoró hasta principios de este año. Por su parte, el grupo alemán Volkswagen, el tercero del sector, llamó a revisión en noviembre a 2,6 millones de vehículos a nivel global por problemas relacionados con los faros o sus cajas de cambios.
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