Nunca la inspección de trabajo había descubierto tantos falsos autónomos: casi 40.000 el año pasado. Se trata de trabajadores que deberían estar en nómina pero que son autónomos para que la empresa se ahorre costes.

Es el caso de la empresa en la que trabajaba Daniel. La compañía le establecía los horarios que tenía que cumplir y no podía decidir sobre sus tarifas. Es decir, "sin poder de negociación como sería un autónomo real" era un falso autónomo. Como él mismo explica, "tenía penalización a la hora de rechazar pedidos, lo que afectaba a los ingresos". Esa es una de las cosas que demuestra que sí que hay relación laboral".

Esta práctica continúa pese a la 'ley rider' debido a la precariedad de estos trabajadores. Pero no es el único sector, esta práctica se ha diversificado y va a más en los perfiles más cualificados: del sector de la sanidad, en la construcción, en el transporte, en la abogacía, los arquitectos o incluso economistas.

En 2022, la Inspección de Trabajo afloró casi 40.000 falsos autónomos. Una cifra récord que ha ido aumentando en los últimos años, y es que como ha confirmado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en tres años se han regularizado más de 80.000 falsos autónomos, que encubren relaciones laborales, que eran ordinarias, a costa de las personas trabajadoras.

De esto modo, las empresas buscan subcontratar trabajos que debería realizar un asalariado. En concreto, las empresas se ahorran las cotizaciones a la seguridad social y derechos laborales, como vacaciones o indemnizaciones por despido.