La mecánica que lleva meses aplicándose al aceite de oliva, también afecta a la aceituna de toda la vida, la de mesa. Ese fruto que nos ponen con la cerveza, o con los "cacaos" durante el almuerzo valenciano, también escasea por la misma razón. "La sequía está mermando la capacidad productiva de los olivares", asegura Francisco Manuel, un olivarero de Sevilla.
A 31 de agosto y según datos del Ministerio de Agricultura, la producción de la aceituna de mesa ya es un 32% más baja de lo que debería ser para estas fechas. No solo es menor, sino que el tamaño también es más pequeño, lo que hace la aceituna menos apetecible a la hora de ponérnosla en un cuenco en la terraza de algún bar. María Eugenia, dueña de un puesto de encurtidos en el mercado de Valencia, recalca que, aunque el tamaño es mucho menor, "la calidad es la misma".
Sin embargo, esta escasez no solo radica en la caída en su producción, sino en que muchos agricultores también están aprovechando algunas de sus variedades para hacer aceite de oliva, ahora a precios irrisorios. Según Francisco Manuel, "va a haber poca aceituna, y de la poca que hay, se va a destinar a aceite en muchos casos".
El precio del kilo de la oliva de mesa hoy puede alcanzar los históricos cuatro euros. Aun así, está muy lejos del precio al que se vende ese mismo kilo para aceite de oliva virgen extra, que hoy día alcanza ya los ocho euros y medio. Esos productos llegan con esos precios a bares y restaurantes que aseguran estar "ajustando el margen o beneficio aún más" de sus comidas. Porque nos reconocen que el aperitivo, o el almuerzo, no es lo mismo sin tradicional aceituna.
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