Maíz, soja, trigo o azúcar son productos esenciales de la tierra cuyos precios a día de hoy están por las nubes. Los alimentos básicos del mundo son un 4,3% más caros que el año pasado.

Así lo indica el último índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Solo el precio del maíz ha aumentado un 42% en comparación con enero de 2020, y la soja es un 56% más cara.

Una tendencia que se ha mantenido en los últimos seis años: el precio internacional de estos productos es un 13% más caro que hace seis años. Las razones se concentran en China, convertida en una de las principales demandantes de estos alimentos del mundo.

La peste porcina diezmó sus ganados hace unos años y ahora está apostando por recuperarlo. Las previsiones temen un empeoramiento de la producción en Estados Unidos o Europa. El cambio climático también está jugando su parte en la oferta de América Latina.

Las consecuencias se ejemplifican, sin ir más lejos, en los cereales. La FAO prevé que para 2021, el mundo necesite 2.744 millones de toneladas, una cifra nunca vista. El problema es que sus existencias se han reducido a un mínimo en los últimos cinco años de 866 millones de toneladas. La diferencia es abismal. Con tan poca oferta y tanta demanda, lo normal es que el precio del producto suba.

¿Y cómo repercute a España? Somos el principal importador de cereales de la Unión Europea, muchos de los cuales también se necesitan para el ganado. Solo este sector prevé que el coste de mantener al producto porcino aumente hasta un 10%.