En apenas cuatro meses desde que entró en vigor, la reforma laboral ya está cambiando uno de los principales males del mercado de trabajo español: la temporalidad. Antes de su entrada en vigor, los contratos de duración determinada representaban la gran mayoría de los firmados mes a mes, muchos de los cuales se encadenaban uno tras otro y que podían durar apenas horas.
Sin embargo, en el mes de abril la contratación indefinida ha marcado récord: 698.646 contratos fueron indefinidos en el mes de abril, el 48,2% de todos los firmados en ese mes que coincidió con la Semana Santa. Es decir, uno de cada dos nuevos empleos fueron fijos por defecto.
La reforma laboral que negoció la vicepresidenta Yolanda Díaz junto con patronal y sindicatos y que solo salió por el fallido voto a favor del diputado popular Alberto Casero ha permitido que, a estas alturas de año, la contratación indefinida se haya disparado. Tanto es así que en cuatro meses ya se han firmado más que en 2020 y más que los que se suscribieron, anualmente, entre 2009 y 2016.
Antes de que estallara la pandemia, en 2019, se firmaron más de 22 millones de contratos. De esos, apenas dos millones fueron indefinidos: uno de cada diez. En lo que va de 2022, un tercio de los nuevos empleos ya son fijos. Los efectos también se están dejando notar en la Seguridad Social: de los 20 millones de afiliados que hay en España, el 77% cuentan con una relación laboral indefinida.
El hito es histórico ya que el mayor porcentaje, hasta la fecha, de nuevos empleos fijos que se habían producido en solo un año era de apenas un 12% en 2006 y 2007, cuando gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero y antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. De hecho, gran parte de la destrucción del empleo que se produjo en aquel entonces fue temporal, que cuenta con una menor protección. Hasta abril, la proporción ha sido del 29%.
La prioridad que estableció el Gobierno de coalición a la hora de modificar el mercado laboral, una exigencia negociada con Bruselas, era poner coto a esta excesiva temporalidad en el mercado laboral. Así, el Ejecutivo de Pedro Sánchez decidió establecer la relación laboral fija como primordial y limitar el excesivo uso de los contratos temporales. Incluso la construcción ha de adaptarse con contratos fijos discontinuos y con recolocación de obreros en cuanto terminen las obras para las que habían sido empleados.
Los efectos, que entraron plenamente en vigor a finales de marzo, han permitido que desde el 10% de indefinidos que se firmaron en diciembre de 2021, hayan pasado al 15% de enero, el 22% de marzo, el 31% en marzo y el 48% en abril. En comparación con el abril del año pasado, con un marco laboral distinto y afectado por la pandemia, se han cuadriplicado los contratos de esta modalidad.
En algunos sectores el cambio es sustancial: en la agricultura se firmaron un 3% de contratos indefinidos el pasado diciembre, mientras que en abril fueron del 50%. En la construcción, del 23% que fueron a finales del año pasado, en abril han subido hasta el 74%.
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La ministra de Trabajo ha valorado los buenos datos que arroja el mercado laboral, a pesar de la guerra de Ucrania y los coletazos de la pandemia. "Apostar por la contratación indefinida, por trabajos estables y de calidad, es fortalecer nuestro mercado de trabajo ante este duro contexto internacional", ha afirmado a través de Twitter.
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