En el curso de la guerra de Rusia contra Ucrania y el modelo de Europa hay dos grandes frentes. Mientras las tropas rusas combaten con las ucranianas sobre el terreno, hay otra batalla abierta. Es la económica. La UE aumentaba hace unos días las sanciones a Rusia y ahora, Vladimir Putin ha reaccionado.

El gigante gasístico ruso Gazprom ha cortado ya "por completo" el suministro de gas a las compañías Ørsted, principal grupo energético de Dinamarca, y a Shell Energy Europe, que suministra gas a Alemania, por negarse a pagar por el combustible en rublos, tal y como exige Putin.

"Es un paso más en la guerra económica. Todos los gestos importan", señala en Al Rojo Vivo el periodista Sandro Pozzi. "Europa es firmemente dependiente del combustible ruso, del petróleo y del gas", añade Pozzi. Ahora lo que se necesita, según el experto, es una inversión muy fuerte en infraestructura energética y sobre todo llegar a acuerdos de suministro con otros países.

El director de 'El Orden Mundial', Fernando Arancón, explica también la importancia para Rusia de que le paguen en rublos. "Así logran que su moneda esté fuerte", defiende, ya que si no la situación del rublo en la bolsas mundiales sería muy diferente.

En el caso de Ørsted, el año pasado la gasística rusa le suministró 1.970 millones de metros cúbicos de gas, lo que supone aproximadamente dos tercios del consumo total de Dinamarca. Por su parte, el contrato con Shell para el abastecimiento de gas a Alemania preveía el suministro de hasta 1.200 millones de metros cúbicos al año.

Desde el pasado 1 de abril, Rusia obliga a pagar por el gas de Gazprom en rublos a todos los clientes extranjeros de países que considera "inamistosos" por las sanciones contra Moscú por su invasión de Ucrania, lo que incluye a todos los miembros de la Unión Europea. Gazprom ya ha cortado el gas a Países Bajos, Polonia, Bulgaria y Finlandia por este mismo motivo.

Según Arancón, esta va a ser una guerra larga entre dos países con recursos. Y si algo se puede sacar en positivo será en unos años. "En el largo plazo va a redundar en nuestro beneficio (el de España y Europa), porque dejaremos de depender energéticamente de Rusia", explica.

La capacidad 'renovable' de España

Precisamente este martes, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han acordado aprovechar el potencial renovable de la Península Ibérica "para contribuir a la seguridad de suministro" en el marco de la estrategia para reducir la elevada dependencia de combustibles fósiles de Moscú.

Así figura en las conclusiones de la Cumbre de líderes de la UE en las que los Veintisiete han abogado por "aprovechar el potencial de la Península Ibérica para contribuir a la seguridad y suministro de la Unión Europea" a través de su "capacidad de producción de energía renovable".

En este marco, los jefes de Estado y de Gobierno han pactado mejorar las infraestructuras interconexión de gas y electricidad europeas invirtiendo en proyectos nuevos y proyectos por completar, "incluyendo el gas natural licuado (LNG) e interconexiones de electricidad y de gas preparadas para hidrógeno", incluyendo los Estados miembro insulares.

A este respecto, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha defendido que la Unión Europea debería financiar esas interconexiones porque han sido "los contribuyentes españoles" los que han financiado en las últimas décadas la capacidad de regasificación de la Península Ibérica, que podría suponer un punto de inflexión para alcanzar la independencia energética comunitaria.

Así está ahora el panorama gasístico

Lo cierto es que ahora, la dependencia del gas ruso supera el 50 % en catorce países europeos y es uno de los principales proveedores de este combustible para más de una veintena.

Según los datos recogidos por la Agencia Europea para la Cooperación de Reguladores de Energía (ACER), Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte y Moldavia lideran la estadística con una dependencia del 100 %.

Por encima del 90 % se sitúan tanto Finlandia como Georgia y Letonia, y con porcentajes superiores al 70 % están Estonia, Bulgaria y Eslovaquia.

Por detrás se sitúan Croacia (68 %), República Checa (66 %), Austria (64 %) y Grecia (51 %); al grupo se suma Alemania, cuyas cifras más actualizadas apuntan a un peso del gas ruso en sus importaciones totales del 55 %.

En su plan "Repower UE", publicado poco después de que comenzara la invasión de Ucrania y dirigido a acelerar la transición hacia una energía limpia que a su vez reduzca la dependencia, la Comisión Europea reveló que el 45,3 % del gas natural que consumen los países miembros procedía de Rusia en 2021, seguida a notable distancia por Noruega (23,6 %) y Argelia (12,6 %).

En torno a la media se sitúa Italia, que adquiere cerca de un 46 % del gas que consume a Moscú, por delante de Lituania (41 %), Polonia (40 %), Eslovenia (40 %), Hungría (40 %), Francia (24 %), Países Bajos (11 %) y Rumanía (10 %).

Para el resto de países Rusia no figura entre sus tres principales suministradores de gas, de acuerdo con las estadísticas de ACER; es el caso por ejemplo de España, que adquiere mayor cantidad a países como Argelia, Estados Unidos y Nigeria.