En Atocha, las diferencias son evidentes entre un baño público y uno privado. La diferencia está clara. El público está "asqueroso", "descuidado, sucio", "sin cerrojos", "huelen mal". Y el privado: "un ambiente de lujo y una experiencia única", en palabras de Niels Bakker, manager de '2theloo'.

También hay otro matiz. Si no se tiene billete para viajar a partir de diciembre, estos son los únicos baños que se podrán utilizar en la estación de Atocha. ¿Su precio? 60 céntimos de euro.

Han oido bien: 60 centimos por usar los únicos baños disponibles en el vestíbulo. Aquellos que tengan billete podrá usar un aseo público en la sala de embarque. Pero si no se aguantan o son usuarios de metro, toca 'apoquinar'.

Es la queja de muchos usuarios: "si la estación es un edificio público, y Renfe es una empresa pública, ¿por qué sus aseos son privados?"

No se crean que este negocio es pequeño. Ha sido el propio embajador en España de los Países Bajos el encargado de inaugurar estos aseos. La empresa espera sacar más de 2.000 euros al día a base de aguas mayores y menores.