Hace tiempo que cambiamos nuestra percepción del futuro. Ahora, cuando uno piensa en los próximos diez años, la posibilidad de ver coches volando sobre las ciudades suena un tanto exagerada. El término automatización está de moda desde hace décadas: gracias al ideario del cine, imaginamos robots haciendo de mayordomos, trabajando en fábricas y, cómo no, rebelándose contra la raza humana. Pero el futuro cercano, en realidad, no tiene por qué pasar exactamente por ahí, sino por los algoritmos, la programación y el código.
Encajar las piezas del puzle de la innovación y entender cómo afectarán al mercado laboral es una tarea complicada. ¿Habrá personas que se queden sin trabajo por el avance de la tecnología? Según un estudio del Instituto Mckinsey realizado en 2017, el 50% de las actividades de trabajo actuales son “técnicamente automatizables”. Ahora bien, la entidad también resalta que, aunque se automaticen muchas de esas actividades, “el empleo en esas ocupaciones no tiene por qué disminuir”. Es decir, se eliminarán trabajos, pero nacerán otros nuevos.
En plena pandemia por el coronavirus la perspectiva laboral es, ante todo, pesimista. A ello se le suma que el teletrabajo ha cobrado fuerza, como advertía el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas en mayo del año pasado. Si en 2019 un 4,8% de los empleados trabajaba de forma remota, a raíz del COVID-19 ese porcentaje ascendió en 2020 hasta cerca del 30%. Estos datos se pueden interpretar de dos formas: por un lado, como mencionamos, se incrementa el potencial del trabajo a distancia. Y, por otro, todo lo que deja el porcentaje restante: 7 de cada 10 personas, por distintas razones, no se pueden permitir teletrabajar.
Los empleos del futuro, ligados a la tecnología… ¿y al teletrabajo?
Vaticinar cuáles serán los trabajos del mañana es casi tan complicado como adivinar el propio futuro. De hecho, según un informe de 2019 de Randstad —portal de referencia especializado en Recursos Humanos—, el 85% de los empleos más demandados para el año 2030 todavía no se han inventado.
No obstante, algunas organizaciones se han atrevido a definir y atisbar cuáles serán los trabajos más codiciados por las empresas de la próxima década; entre ellas, el Foro Económico Mundial (FEM). Según esta entidad, los empleos que más demanda tendrán en los próximos años están estrechamente relacionados con la tecnología: análisis de datos, Inteligencia Artificial, Big Data, desarrollo de aplicaciones…
El FEM también indica cuáles son las aptitudes que deberá tener este mercado laboral hipotético. Aquellos que busquen empleo deberán ser capaces de innovar, programar o poseer dotes de liderazgo, indica la organización, que a su vez apunta que la automatización de los servicios no hará más que crecer con el paso del tiempo: hasta casi el 50% de los trabajos tendrán algún tipo de automatización, señalan.
Ahora bien, ¿dónde entra el teletrabajo?, ¿se trata de una modalidad que ha venido para quedarse? El FEM, a priori, cree que sí. Según su último informe de 2020, denominado ‘El futuro de los Trabajos’, hace tiempo que la tendencia está en crecimiento: “La demanda de los empleadores para el trabajo a distancia está aumentando rápidamente en todas las economías. El acceso a trabajar desde casa casi se ha duplicado desde 2011, del 28% al 54% de los trabajadores. La encuesta 'Future of Jobs' indica que la empresa adaptación al nuevo sistema remoto e híbrido ya está en marcha”, escriben.
La entidad asegura que esto trae consigo unos cuantos problemas, e incide en que hay muchos empleadores que dudan de la productividad de este modelo. A ello se le suma uno de los puntos antes mencionados: no todos los empleos se pueden adaptar al teletrabajo.
Ante esto, el Foro Económico Mundial ha hecho una predicción que se aproxima más al corto que al largo plazo, pero que podría dar indicaciones de qué puestos de trabajo podrían peligrar si los empleos a distancia se establecen como un sistema fijo. En este sentido, los datos recogidos por un estudio de la investigadora Mariya Brussevich, que el FEM ha utilizado para sus visualizaciones, dejan un claro perdedor: el sector del alojamiento y la alimentación. En el gráfico inferior aparecen los 12 sectores con más riesgo de desempleo a raíz del teletrabajo:
Sectores susceptibles de perder empleo por el teletrabajo
Las diferencias sectoriales son evidentes. La mayoría de roles que tienen que ver con las finanzas y los seguros, la agricultura o el sector público podrán mantener su actividad ante un cambio de modelo. Pero otros casos como el transporte, la educación o la alimentación se podrían ver especialmente mermados. Cabe recordar que estos datos cobran sentido con la situación actual. Pero ya existen ejemplos, como ocurre en el caso del sector servicios, en los que se teme la pérdida de empleo no solo por teletrabajo, sino por la aplicación de los propios automatismos.
El ejemplo del Reino Unido: los empleos más susceptibles de ser automatizados
En marzo de 2019 el Gobierno del Reino Unido publicó un análisis de cómo podrían afectar las nuevas tecnologías al empleo. La Oficina Nacional de Estadísticas del país concluyó que hay 1.500 millones de puestos de trabajo que podrían verse (parcialmente) en riesgo ante la evolución de los automatismos.
Hay que tener en cuenta que estos automatismos no solo implican la implementación de robots, sino también el uso de algoritmos, programación e Inteligencia Artificial, de tal forma que procesos que a día de hoy son realizados por personas podrían efectuarse de forma automática. A pesar de que cada país tiene un contexto socioeconómico diferente (no es igual el peso del turismo en España que en el Reino Unido, por ejemplo), resultan interesantes algunas de las conclusiones extraídas por la administración británica.
El organismo público señala que la proporción de puestos de trabajo con alto riesgo de automatización “disminuyó ligeramente entre 2011 y 2017”. Estos datos, a priori, no tienen sentido: si cada vez hay más avances en este ámbito, ¿cómo es posible que el porcentaje se haya reducido? Ante esto, la entidad da una respuesta sencilla: “Las razones no están claras, pero es posible que la automatización de algunos trabajos ya haya ocurrido”, apuntan.
Un ejemplo de esta implementación, afirma el estudio, sería el uso de las cajas de autoservicio en los supermercados, que también se han popularizado en algunos establecimientos de España. “Esto reduce la necesidad de tener empleados en las cajas”, incide la entidad.
Al hilo de estos datos, la fotografía que deja la posible evolución de los trabajos es, de nuevo, desigual. Los camareros y camareras son los que más posibilidades tienen de verse sustituidos por automatismos, igual que los limpiadores domésticos o el personal de los bares. Por el contrario, aquellos que menos riesgo tienen, según el estudio británico, son los médicos, algunos profesionales sanitarios y, en general, los altos cargos. En el gráfico que acompaña estas líneas puedes ver cuál es la previsión de riesgo en cada sector: elige un empleo y podrás ver sus posibilidades de ser sustituido. Cuanto más próximo a la derecha, más posibilidades tendrá.
El riesgo de ser sustituido por automatismos, empleo a empleo
Cabe recordar que los propios conductores de todos estos estudios se curan en salud. Las previsiones son susceptibles de cambio ante la incertidumbre de lo que puede ocurrir, como se ha visto con la pandemia de la COVID-19. Todavía hay mucho recorrido hasta el año 2030 pero, como muestran los propios datos, muchos de los cambios están pasando en este mismo instante. Habrá que esperar para saber cómo se materializan.