El recibo de la electricidad de un consumidor medio alcanza los 58 euros en lo que va del mes de enero, lo que supone un coste cerca de un 25% superior (un 24,9%) al del mismo periodo del 2020, cuando el recibo fue de 46,50 euros.

Según el simulador de la factura de la electricidad de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), con respecto al pasado mes de diciembre el recibo experimenta también una subida importante, del 20,7%, puesto que el pasado mes un consumidor medio pagó 48,11 euros en estos días.

Sin embargo, esta fuerte subida se ha atenuado con respecto a la experimentada en la primera quincena del mes, que alcanzó el 30% con el mayor coste desde 2015, año en que se empezó a utilizar el actual sistema de fijación del precio de producción de la electricidad. De hecho, a fecha de este sábado, este coste ya no es el mayor, ya que en 2017 fue de 59,41 euros en este periodo.

Los factores que explican el fuerte incremento

Los principales factores que explican este fuerte incremento del precio de producción de la electricidad, que supone un tercio de la factura, son la fuerte subida del precio del gas, que marca el precio al ser la tecnología más cara, y el aumento de la demanda producido por la ola de frío que ha vivido el país en estas semanas.

A esto se suma la menor producción solar propia de estas fechas, y el incremento de la cotización de los derechos de emisión de CO2, que están registrando precios máximos históricos, y son adquiridos por las centrales térmicas para poder producir.

El recibo, a la alza desde noviembre del 2020

De esta manera, en términos mensuales, el recibo sigue al alza como viene haciendo desde noviembre, tras la caída experimentada en octubre que rompió con los ascensos de septiembre, agosto, julio, junio y mayo, que llegaron tras los descensos de abril, marzo y febrero, tras subir en enero de 2020 más de un 5%.

En cuanto a la evolución del coste de la electricidad con respecto al 2020, la subida de enero sigue a la de diciembre, que acabó con 19 meses de descensos tras subir por última vez en abril y marzo de 2019.

Dicha evolución del precio de la luz se corresponde con la factura de un consumidor medio con una potencia contratada de 4,4 kilovatios (kW) y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora (kWh).

Estas oscilaciones en el precio de la electricidad se producen básicamente por las variaciones en el coste de producción, que se incrementa cuando hay poca aportación de fuentes de generación renovable como el agua y el viento y mucha de fuentes fósiles más caras, especialmente el gas o el carbón. Asimismo, también se ve afectado por otros factores como el precio del petróleo.