Los arroceros tarraconenses no se pueden creer que al final se hayan quedado sin una buena parte de su cosecha por culpa de una granizada en agosto. La segunda sequía importante en dos años ha de una larga sequía, por segundo año consecutivo, por la que se han tenido que adoptar restricciones de agua, lo que ha terminado machacando buena parte de su arroz precisamente ha sido una precipitación.

Se ha perdido sobre todo de la variedad bomba, como cuenta José Antonio Vidal, que espera que el seguro "cumpla rápido y eficaz" y que pague unos precios que cubran los altos costes actuales. Aunque el mazazo en el delta del Ebro es importante, lo es más la sequía que asola a las zonas de Sevilla y Extremadura que hasta ahora eran prácticamente la mitad de la producción de arroz de España.

En muchas de estas zonas ni siquiera han plantado "salvo en zonas muy puntuales", según ha podido saber laSexta a partir de la Federación de Arroceros de Sevilla. Consultando datos de AEMET se puede verificar que en la zona de Sevilla se ha recogido tan solo el 62% de las precipitaciones en el último año con respecto a su media histórica, y eso que siempre ha sido considerada una zona seca.

Tampoco está siendo un buen año en otras zonas minoritarias, como ha añadido COAG, en referencia a cultivos existentes en Aragón y Navarra. Tan solo la zona de El Palmar, en Valencia, parece haberse salvado, aunque el calor sí va a afectar a la producción. Juan Valero, agricultor de la zona, cuenta que "ha cortado el ciclo de cultivo" y que por lo tanto van a empezar a cosechar algunas semanas antes, lo que "a priori significa merma de cosecha" según apunta.

Menos arroz, precios más altos en Navidad

El precio del arroz lleva imparable desde enero de 2022. Como en el resto de cultivos, la subida de los costes ha afectado a la cosecha, pero las sucesivas sequías son las que consiguen que España mantenga los precios al consumo final más altos que la mayoría de países de la Unión Europea. La inflación de julio marca un 22%, el nivel que lleva precisamente desde el invierno, cuando se evalúa el resultado de la cosecha.

Si este año las grandes producciones se han parado por falta de agua, y otras producciones como Tarragona y Valencia se van a ver mermadas por el granizo o el calor, es previsible que entre noviembre y febrero el precio vuelva a experimentar un incremento importante.