Hay que fijarse bien en las etiquetas. Lo que a primera vista puede parecernos ‘oro ibérico’ puede que no sea aceite de oliva virgen extra. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) denuncia que algunas empresas intentan confundir al consumidor. Presentan su producto con una etiqueta verde Andalucía, una mujer sevillana y una rama de olivo. Pero, si nos fijamos un poco más, vemos que se trata de una mezcla de aceites. En concreto, contiene solo un 35% de aceite de oliva. El resto es de girasol.

Esta práctica está prohibida en España. Nuestra legislación prohíbe mezclar diferentes tipos de aceite en un mismo producto para asegurar la calidad del aceite de oliva. Sin embargo, no está prohibido en otros países como Portugal. Estas empresas producen, envasan e importan este producto mezclado desde otros países, aprovechándose de un vacío legal. UPA ha solicitado al Ministerio de Agricultura que negocie con la Comisión Europea la prohibición de esta práctica en el resto de la Unión.

Los agricultores denuncian que, con esta estrategia, las empresas intentan confundir al consumidor para que crea que está comprando uno de los productos alimenticios más apreciados por los españoles. Cinco litros de aceite mezclado son 12 euros más baratos que la misma cantidad de virgen extra de oliva. En un contexto de inflación, un precio más atractivo puede marcar la diferencia en el número de ventas.

Además, la sequía hace prever una menor producción y nada hace pensar que el precio del aceite de oliva baje de precio. Por eso, los agricultores están preocupados por si se extiende esta práctica. Piden medidas para frenar lo que consideran un fraude y un engaño. Los envasadores denuncian que estas empresas utilizan la buena imagen y el prestigio del aceite de oliva virgen extra para vender un producto que nada tiene que ver.