La primavera y el verano son cada vez más largos y, en el norte, las noches ya no son tan frescas como antes. Tampoco se hace insoportable comer fuera en las horas centrales del día como en otros puntos del país, así que las terrazas están a pleno rendimiento más tiempo que nunca. ¿El problema? Que, en determinadas zonas turísticas, no hay suficientes camareros para atender a tantos clientes.

En Galicia, la falta de personal está impidiendo que muchos negocios crezcan. Los hosteleros prefieren la calidad a la cantidad y, pudiendo instalar más mesas en las terrazas, deciden no hacerlo para que el servicio no se vea perjudicado.

Los empresarios son conscientes de que podrían duplicar o incluso triplicar sus ingresos colocando más mesas en sus negocios pero prefieren reducirlas, por ejemplo, cuando un camarero enferma y no puede acudir a su puesto de trabajo, para que la calidad del servicio no se vea afectada. La falta de personal, dicen, es un problema que siempre les persigue en temporada alta.