Zarandeado e increpado por decenas de preferentistas que le esperaban a la salida del juzgado. Saltando el cordón de seguridad han perseguido a un Blesa aturdido hasta su coche, entre gritos de mafioso y ladrón.

Muy distinta ha sido su llegada por la puerta de atrás. Oculto tras unas oscuras gafas de sol y con un visible parche en el ojo izquierdo, aunque también con una protesta espontánea.

Llegaba una hora y media antes para explicar, como imputado, la compra del banco de Florida. Supuestamente troceada, para saltarse la autorización de la Comunidad de Madrid. Un descontrol reflejado en los correos entre Blesa y un asesor, publicados por 'El País'.

Los 747 millones fue el coste total. Superaba el 5% de los recursos de la entidad y eso les obligaba a pasar por el control. Pero, según estos correos, consiguieron evitarlo. A finales de 2007 era necesaria la autorización del ejecutivo madrileño. Cuatro meses después, ya no. Ahora se enfrenta a presuntos delitos de abuso y administración fraudulenta.

Los afectados preferentistas le han reprochado su gestión. En el banquillo también se sentará el anterior juez del caso, Elpidio Silva, que metió a Blesa dos veces en la cárcel. Está imputado, según él, por querer investigar a un poderoso.

Tras su declaración, el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernard, ha explicado a los periodistas que su sindicato ha pedido la celebración de una 'vistilla' para pedir la retirada del pasaporte de Blesa, pero el magistrado lo ha rechazado al considerar esta medida demasiado prematura.