El gigante francés LVMH, la mayor compañía mundial de productos de lujo, se ha convertido en la primera empresa europea en alcanzar un valor en la bolsa de 500.000 millones de dólares (454.000 millones de euros). Detrás de la firma está Bernard Arnault, considerado el hombre más rico del mundo por la revista 'Forbes', con una fortuna que ha aumentado este año en 31.000 millones de euros este año.

Según el consenso de los analistas, la trayectoria bursátil de LVHM parece imparable, seguirá sumando más cifras a su valor bursátil. Su cotización ahora mismo está triplicando el precio que marcaba en marzo de 2020, al inicio de la pandemia del Covid. Una firma que es responsable de enseñas como Hennessy, que en su colección vende el coñac más caro del mundo, a 3.000 euros la botella. También en el catálogo de empresas de LVHM está Louis Vuitton, con sus famosos bolsos a más de 5.000 euros o también cuenta con la marca más famosa de champán, Moët & Chandon.

El lujo ahora se corona en el top bursátil en Europa, por primera vez. Ese puesto se lo han repartido en las últimas décadas petroleras, tecnológicas y bancos. En el año 2000, por ejemplo, Nokia era la empresa europea con mayor capitalización. En 2005 y 2010, la petrolera BP fue la empresa más valiosa, según los datos recopilados por Expansión. También han ocupado puestos relevantes en las bolsas europeas, las energéticas y con la pandemia las farmacéuticas.

Y, ¿por qué? ¿Qué está pasando con el lujo? Dos son las razones que dan los expertos para explicar el momento dorado de las marcas de lujo: el fin de las restricciones en China, que han incorporado al mercado global nuevos clientes con muchas ganas de comprar productos de alta gama. Y la otra razón, la capacidad económica. “Los ricos en momentos de crisis siguen comprando lujo. Les da igual que haya crisis para comprarse un bolso de Louis Vuitton, cuenta Antonio Castelo, analista bursátil.

Según los expertos, el lujo va por libre. Apenas conoce la palabra crisis. El lujo es una forma de comprar estatus. En la mayoría de ocasiones, ese producto no se necesita, pero se adquiere para conseguir notoriedad y distinción. "En las últimas fechas, y tras el fin de la pandemia, no dejamos de recibir nuevos clientes. Y hemos subido los precios…", relata Luis Sans, propietario de una boutique de moda de lujo en Barcelona.