El noveno día de huelga de los taxistas madrileños ha empezado ante la sede de UGT, convertido ya en adversario del sector. El sindicato defiende a los trabajadores de los VTC, y eso no lo perdonan. Les llaman "mercenarios" por defender a multinacionales y no a trabajadores. "Luego os preguntaréis por qué la gente no se afilia con vosotros", reprochan.

Y de la sede de UGT, a la del PP en la calle Génova. Los populares son ya el gran enemigo de los taxistas de la capital. Acusan al Gobierno de la Comunidad de Madrid de negarse a regular los VTC, de querer liberalizar el sector y de no querer negociar con ellos.

Por eso, van a presentar una nueva propuesta al Gobierno de Garrido que supone, según ellos, una flexibilización de su postura. "Es una rebaja considerable de nuestras peticiones iniciales", aseguran. Una propuesta que están terminando de definir, pero de la que adelantan dos cosas.

La primera: los VTC tienen que ser precontratados vía telemática, con un contrato legal; la segunda, que sean los ayuntamientos quienes fijen el tiempo de precontratación. No muy lejos de allí, los conductores de VTC han señalado a sus propios enemigos: el primero, Podemos.

Ante su sede, han reivindicado su condición de trabajadores. Y como tales, dicen, tienen los mismos derechos que los taxistas. "Mi hija tiene tanto derecho a comer como los hijos de los taxistas". Reconocen que su trabajo es precario, pero aseguran que si lo pierden no podrán pelear por mejorarlo.

"Si cierran las licencias VTC y nos quedamos en la calle, ¿contra quién vamos a luchar para mejorar nuestras condiciones?", se preguntan. Desde allí se han ido a Ferraz, la sede del PSOE, para pedir que sea el Gobierno el que legisle.