Adrián trabaja para una
compañía de telefonía, pero está subcontratado a través de otra empresa. Realiza las mismas funciones que los
contratados por la matriz pero cobra 400 euros menos. Físicamente trabajan
separados, pero en cuestión de derechos también hay una brecha. "Las
subcontratas abusan de la temporalidad para despedir con la mínima
indemnización", denuncia.
Muchos incluso se van
sin indemnización, como Manuel, que ha trabajado de vigilante subcontratado
durante 35 años y hace un mes ha sido despedido sin indemnización. La
subcontrata dice no tener dinero y la contratante se desentiende: "Me mandan a
la calle y punto, sin papeles ni explicaciones".
Aunque no existen datos
oficiales, la subcontratación es una realidad muy extendida y que alcanza a
todos los sectores. Un modelo que a menudo genera desigualdad de derechos. "La
subcontratación se usa para competir a costa de los derechos de los
trabajadores", apunta Pere Vidal, profesor de Derecho de la UOC.
Una realidad que
constatan en una fábrica de coches valenciana, donde según los sindicatos, un
trabajador subcontratado cobra 7.000 euros menos anuales. Es una muestra de la
realidad que viven miles de trabajadores subcontratados en España.