"Un familiar nos dijo en su día que la caja de mi marido se había cambiado, que no era la misma que ellos eligieron"; son las palabras de una de las afectadas por el presunto fraude en la funeraria de Valladolid que, rota de dolor, no se explica que haya podido ocurrir algo así: "Es muy doloroso que se hayan lucrado con algo tan sagrado como es el dolor de una familia".

En concreto, según apunta la investigación, serían 6.000 los féretros que habrían sido retirados y cambiados por ataúdes más baratos. Todos ellos entre 1995 y 2015, por lo que este presunto fraude no afectaría a todas las incineraciones que se produjeron en esos 20 años.

Todos, excepto el dueño de la funeraria y su hijo, están ya en libertad; es decir, 13 de las 15 personas que fueron detenidas. Para el dueño, la magistrada decretó el ingreso en prisión provisional y sin fianza; para su hijo se acordó prisión eludible con una fianza de 800.000 euros que aún no ha depositado.