El otro lado del verano

El impacto económico de la ola de calor: la hostelería dispara sus ingresos mientras miles de negocios se quedan sin clientes

Los detalles Los bares, los chiringuitos y las tiendas de electrodomésticos son los mayores beneficiados por las altas temperaturas, mientras que negocios como peluquerías o churrerías optan por bajar las persianas.

Imagen de archivo de la terraza de un bar en Valencia.
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El calor también mueve dinero, mucho dinero. España está sumida en la segunda ola de calor de este 2025, la más larga del verano y en la que se están batiendo todos los récords de temperatura de este año. Y estas condiciones climatológicas extremas nos están obligando a cambiar nuestras conductas y adaptar nuestras costumbres, lo cual se nota y mucho en los negocios.

Muchos de ellos están disparando sus ventas esta semana. Un buen ejemplo son las heladerías, que son un auténtico bálsamo para aquellos que buscan refrescarse en la calle, especialmente durante las horas centrales del día. "Hay filas aquí, estar fuera es imposible", explica la responsable de una heladería en Madrid.

También disparan sus ingresos las tiendas de electrodomésticos. Esta ola de calor hace que estar cómodo en casa sea prácticamente imposible, por lo que muchos están recurriendo a la compra de ventiladores y aparatos de aire acondicionado.

"Vendemos ventiladores de todo tipo. Es continuamente reponer, reponer y reponer", asegura Jessica Carmigniani, propietaria de 'Tu casa de ofertas'.

Pero si algo gusta en España cuando el calor aprieta es ir a los chiringuitos y los bares, que también multiplican su facturación en agosto. El calor hace que un refresco o una cerveza bien fría sea más apetecible que nunca.

Sin embargo, no todo son beneficios. Muchos negocios están viendo como su clientela se ha reducido drásticamente con la llegada de esta ola de calor. Es el caso de las churrerías, donde prácticamente nadie acude en pleno agosto, porque eso de tomarse un chocolate caliente a más de 40 grados no parece la idea más apetecible.

Tampoco es la mejor época del año para las peluquerías, ya que, entre la gente que se va de vacaciones y la que no está dispuesta a estar al lado de un chorro de aire caliente, la clientela cae al mínimo. Ante esta situación, muchos negocios optan por echar la persiana en agosto a la espera de que septiembre signifique la vuelta a la normalidad.