Juan Carlos Fontán, de 58 años, llevaba cuatro años buscando trabajo. Marcelo Cornellá, con 57, se ha pasado un lustro. También Benito Barranco, de 56. Y los tres acaban de encontrar por fin un empleo.

"Me tocó el gordo", dice Juan Carlos. Es farmacéutico, pero lleva una semana como gerente de una panadería. "Hay una falsa creencia de que los pasamos de los 45-50 años no estamos a la altura de los nuevos tiempos y son creencias que hay que desmontar", asegura.

Él ha sido víctima de lo que se conoce como "edadismo laboral", es decir, la discriminación por la edad. Se trata de la más frecuente a la hora de encontrar trabajo, más que la de género, y más de seis millones de personas, de acuerdo con la OMS, sufren depresión por ello.

Marcelo también lo experimentó. "Genera sobre todo depresión, ansiedad, ganas de tirar la toalla, de conformarse con las ayudas de la administración en cuanto al salario mínimo...", explica. En su caso, lleva un mes como director general de una empresa de marketing y comunicación. En cinco años solo ha recibido ofertas de baja cualificación, bajo salario u objetivos inabordables.

"Es una pena que se pierdan muchísimas mentes prodigiosas porque son mayores y que tienen ideas y planteamientos a nivel de empresa muy buenas", ha sostenido.

"La edad es un factor que en condiciones normales pueden aportar a una organización mayor madurez profesional, control emocional, autoconocimiento y, junto con la experiencia, pueden ser garantías de éxito profesional", defiende Ana Morant, de la Fundación Adecco Levante.

Por su parte, Benito trabaja en el departamento de devoluciones de Amazon. Con 56 años es uno de los más mayores en plantilla. Desde los 18 años ha trabajado como comercial de artículos de decoración, pero con la pandemia la empresa echó el cierre. Ahora, descarga, transporta y evalúa devoluciones.

Pese a todo, el 22% de los españoles dice haber sido discriminado por la edad a la hora de encontrar trabajo.