Alrededor de 1.500 millones de personas viajaron por el mundo en 2019. El turismo crece cada año al tiempo que lo hace su huella de carbono, el sector ya es responsable del 22% del Dióxido de Carbono que el transporte emite.

Un turismo voraz al que dan réplica otros modelos como por ejemplo, Oliete. Este pueblo turolense de 364 habitantes, paradigma de la España vaciada, ha recibido 15.000 visitantes gracias a sus olivos centenarios y apadrinados.

"Vienen a visitar su olivo y descubren grandes riquezas que tiene el pueblo y el área como entorno natural y patrimonial", explica Sira Plana, cofundadora de 'Apadrina un olivo' (Primer premio FiturNext).

También el cielo es patrimonio de todos y observar sus estrellas desde un lugar apartado, con certificado Starlight, justifica cualquier viaje a la vez que alerta sobre los excesos de la contaminación lumínica.

"Consiste en preservar y proteger los cielos nocturnos estrellados y, además, acercarlos a la sociedad", destaca Antonia Varela de la Fundación Starlight (Segundo premio FiturNext).

También premiado por Fitur, el proyecto 'Jabones para la esperanza' recicla pastillas de baño de hoteles de África, Asia y Latinoamérica para crear allí empleo y ayudar a salvar vidas. "Siete millones de niños mueren cada año por falta de higiene", sostiene Pascal Jean-Michel, director de Diversey (Tercer premio FiturNext).

Los espacios de Andalucía y Paradores Nacionales, que han apostado por el ahorro máximo de energía, el material reutilizable y el veto al plástico, han compartido el premio al stand más sostenible.

"No hay plásticos de un sólo uso en Paradores y toda la energía eléctrica que consumen los 97 paradores de España proviene de fuentes renovables", destaca Óscar López, presidente de Paradores Nacionales.

Como gesto, regalan esquejes de pino como señal del respeto que el turismo debe a la naturaleza.