Mariano tiene una explotación de vacuno extensivo. Sus reses pastan a sus anchas en inmensas hectáreas de terreno, lo que hace que de vez en cuando, alguna se vaya un poco más lejos, o se separe del resto de sus compañeras. "En terrenos extensivos, muchas veces se hace complicado localizar el ganado", reconoce. Desde hace unos años, algunas de sus vacas llevan un collar alrededor del cuello que permite conocer su ubicación en tiempo real, así como sus constantes vitales. "Es un mundo totalmente diferente al que vivíamos antes", explica. "Solo con el ahorro de gasóleo se amortiza".

Son los collares de 'Digitanimal'. Rubén, su director comercial, también es ganadero. Fuera de cámara, nos cuenta que la idea surgió de una necesidad: "Yo vengo de una familia ganadera y nosotros perdimos muchos terneros en un verano. Empezamos a trabajar en una solución con afán de ayudarnos y, a día de hoy, tenemos ya más de 10.000 clientes en más de 80 países". Su iniciativa ha recibido una partida de 700.000 euros de losfondos Next Generation EU.

¿Cómo funciona?

Los collares son unos dispositivos que permiten localizar y monitorizar en tiempo real al ganado en extensivo. Recogen la ubicación, la temperatura superficial del cuerpo y la actividad que tiene el animal. El ganadero, a través de una sencilla aplicación, puede ver dónde y cómo están los animales. Además, puede crear una "finca" virtual en el mapa para que, en el caso de que alguno de los animales se aleje de esa zona, reciba una alerta para que pueda ir a buscarla. "El año pasado, una vaca mía se puso de parto", nos cuenta Mariano. "No la encontrábamos, así que miramos el localizador, nos dijo dónde estaba y en cuestión de minutos, conseguimos llegar hasta ella y salvar la vaca y el ternero".

Su coste es de 190 euros por dispositivo. Rubén asegura que su equipo se encarga de asesorar al ganadero, para recomendarle el número de dispositivos que necesitaría para tener un control eficiente del ganado y que, al mismo tiempo, pueda rentabilizar el producto "al minuto de comprarlo".

Apenas hace falta un móvil, por muy sencillo que sea, para poder manejar la aplicación. Sin embargo, queda el problema de la cobertura. "Nosotros llegamos a sitios incluso donde no hay nada", recalca Rubén. "Trabajamos con varias tecnologías para evaluar y ver qué dispositivo le funciona en cada caso".

Un proyecto de muchos

Irene Paredes es cofundadora de la consultora 'Innovarum'. Tras diez años trabajando, ha conseguido ayudar a poner en marcha más de 50 proyectos de agrotecnología por toda Europa. "Lo que hacemos es pedir financiación a la Comisión Europea para desarrollar tecnologías que solventen una necesidad, o avancen una tecnología que se aplica al sector agroalimentario", indica. Esas aplicaciones van desde la agricultura o la ganadería, hasta el sector nutricional, o farmacéutico. Reconoce que en los últimos diez años se ha avanzado muchísimo en este sector, llegando incluso a llamar esta década, "la era agrotech".

Su objetivo último es el de "modernizar el campo". Ayudar a esas empresas y proyectos que buscan rentabilizar y hacer atractivo un sector muy importante para Europa, pero que, para Irene, no ha sacado provecho todavía a "todo su potencial". "El campo español tiene un potencial impresionante, porque tenemos sol, que es una diferencia enorme con otros entornos productivos", detalla. "Pero es verdad que, a nivel producción masiva, vamos mucho todavía a volumen, cuando lo ideal es conseguir valorizar el producto intentando transformarlo".

Para ello, los retos a superar pasan, por ejemplo, por el relevo generacional. La edad media del agricultor español alcanza ya los 61,4 años. La del ganadero es menor, pero tampoco se queda lejos, alcanzando ya los 54 años. Frente a este problema estructural, el objetivo pasa por hacerlo atractivo de nuevo. Para ello, Irene apuesta por esos "desarrollos tecnológicos" que faciliten la "gestión de la producción que sea, con menos esfuerzo físico". "Se trata de ayudar al ganadero" tenga la edad que tenga, añade Rubén. "La despoblación es una realidad y se trata de ir mejorando". "El ganadero es una persona tecnificada, que también avanza, que también sigue evolucionando. Y tiene que tener herramientas para que le sea mucho más sencillo ese progreso". Es una misiva en la coinciden tanto Irene como Rubén.

El reto futuro: el cambio climático

El campo español es uno de los que más va a sufrir el avance del cambio climático en Europa. Según el Banco Central Europeo (BCE), por cada grado de temperatura de más que haya este verano, el precio de los alimentos frescos subirá un 0,2% durante los próximos 30 meses. "Cada vez los años vienen más secos y el clima cada vez es más duro", nos describe Mariano, desde Ávila. "Los inviernos son menos duros, es verdad, pero las primaveras se están perdiendo. Ahora mismo sufrimos una sequía imponente y hay mucho problema de agua para abastecer a los animales. Los manantiales se están agotando". Una visión, no futura, sino presente, que pone en jaque sus explotaciones. Él nos reconoce que ya no tiene sitio donde llevar a sus vacas para que pasten porque, ya en abril, no hay zonas verdes donde puedas alimentarse.

Frente a esto, otra esperanza europea: "para luchar con esto (contra el cambio climático), hay una cantidad enorme de fondos europeos puestos a disposición de los agentes que producen la tecnología para el campo", nos expone Irene. El conocido como 'Green Deal'. "Lo que se pretende con esto es financiar tecnología que permita acolchar ese impacto y poder seguir asegurando la seguridad alimentaria en Europa".