Luz es una de las muchas personas que se ha unido a una protesta para exigir que DIA retire su ERE para más de 1.500 empleados y evitar el cierre o venta de 300 tiendas. "Es muy duro estar trabajando sabiendo que quizá te vayas a la calle", cuenta.

La cadena está en quiebra técnica con una deuda de 1.450 millones y pérdidas de 352 millones después de unos años de controvertida gestión. "Su desempeño es descendiente desde 2016 en la caída de ventas y la falta de adecuación en nuestra oferta", ha apuntado Borja de la Cierva, consejero delegado de DIA.

En esta preocupante escenario se ha celebrado una decisiva y tensa junta de accionistas. "Nunca pasó en la historia que en un año una compañía tan grande como esta está casi quebrando", ha criticado Guido Melgrani, accionista de DIA.

Así las cosas, se ha dedicido dejar el futuro de la compañía en manos de Mijail Fridman, máximo accionista de DIA con el 29% del capital; un magnate ruso al que han apoyado los accionistas. "El único que puede sacar adelante esto es 'el ruso', es el que tiene el dinero", ha considerado José Manuel García, otro accionista de la cadena de supermercados.

Ahora, la duda es saber si sus planes permiten reflotar los supermercados DIA, como piden los empleados: "Nos da igual cómo se llame. Por lo menos, que salve la empresa. Hay muchos puestos de trabajo en juego". Entre los planes de Fridman está hacerse con el 70% del capital que no controla, una ampliación de 500 millones y acuerdos con los bancos para enderezar los supermercados dia.