El estornudo del Dow Jones está contagiado a las bolsas mundiales y la razón no tiene que ver con la marcha de la economía, según los economistas que lo atribuyen a "una previsión de subida de tipos de interés más rápido de lo que inicialmente se esperaba".

Para entender que ha ocurrido imaginemos la economía norteamericana como una olla calentada por un fuego estable. Ahora, le echamos nuevos ingredientes: incremento de beneficios de las empresas, aumento de salarios, y el riesgo a una escalada de precios.

Eso recalentaría la olla, por lo que para enfriar los inversores temen que la Reserva Federal suba los tipos de interés. Como resultado: préstamos más caros para empresas, y una huida hacia la deuda, que se rentabiliza.

Si miramos 2017, el Dow Jones no ha parado de subir, algo que lleva ocurriendo desde 2009, por lo que los expertos ven con naturalidad por ahora la recogida de beneficios.

Otro factor para explicar las ventas indiscriminadas son los ‘stop loss’, las ordenes automáticas que dan los ordenadores de manera automática para detener pérdidas.