La subida del precio de los alimentos se traduce, inevitablemente, en que los españoles compran menos comida. El consumo de los alimentos cayó en el mes de octubre de 2022 un 8,8% con respecto al año anterior, un retroceso marcado por el alza de los precios que ese mes seguía encareciendo la cesta de la compra de los hogares españoles. Esta situación, de hecho, ha llevado al Gobierno a aprobar una bajada del IVA de los alimentosde cara al inicio de este 2023.

Y si vamos a los datos más concretos, vemos como en nuestra lista de la compra hay menos alimentos frescos, algo que lo compensamos con pasta o legumbres. Es decir, hemos variado nuestra dieta.

Por ejemplo, la caída del consumo de carnes, de un 12,4 %, afecta especialmente a las carnes frescas de oveja (que ve reducido su consumo en un 24,7%) y de vaca (que baja un 18,1%). La de cerdo, que es la más barata, se sigue comprando aunque su consumo cae aún así un 10%.

Se aprecia también la caída de consumo de pescado fresco, que baja un 16,3%. Mientras que el consumo de hortalizas decae un 14,5%, el de la fruta lo hace un 12,2%. También la compra de otros productos habituales en la mesa, como el aceite de girasol, se ha visto reducida. En el caso del aceite de girasol un 18,3%; la del pan un 7%; la del vino y la cerveza un 8%; y la del azúcar un 16,7%.

Frente a esta debacle, otros productos más baratos aparecen como sustitutos en nuestros menús: más pasta y más legumbres, cuyo consumo ha caído menos de un 3%. En la calle, los consumidores lo corroboran: si antes había pescado para tres o cuatro días a la semana, ahora solo se come un día, cuenta una mujer a laSexta. Es la única manera, dice, de que la economía familiar salga adelante.

Y es que esta notable caída del consumo de los alimentos ocurría mientras los precios seguían disparados. Por ejemplo, entre octubre de 2021 y octubre de 2022, el precio del pan acusaba una subida del 14,9%; el de la fruta un 9,2%; el de las hortalizas un 25,7%; y el del azúcar se encarecía hasta un 42,8%.