Recaudar al máximo afectando lo mínimo al bolsillo de los contribuyentes, es la difícil tarea que tiene Rajoy por delante. Porque aunque se resistía en campaña, hay que cumplir con Bruselas. El ministro de Hacienda ya ha empezado a explorar la manera: "Con un cambio en el impuesto sobre sociedades".

Un tributo del que procederá la mayor parte de los ingresos según ha asegurado ya el equipo económico del Gobierno. Optan por la vía de eliminar las deducciones, que según los expertos, supondrá una reducción de los beneficios y menos inversiones. "Quien más lo va a padecer van a ser las compañías medianas y grandes", explica Venancio Salcines, presidente de la Escuela de Finanzas de A Coruña.

En la agenda también está apuntado trabajar para modificar los tributos especiales, es decir, alcohol y tabaco, que afectaría a los que consumen estos productos. Pero la cosa cambia con los hidrocarburos. "Todo lo que suponga encarecer el precio del transporte repercute directamente en el precio final de las mercancías y eso afecta muy negativamente a las exportaciones españolas", explica Juan José Gil, secretario general de FENADISMER.

Lo que sí descarta el Gobierno es una modificación en los impuestos que ya han subido: por un lado el IVA, si miramos su última subida, en septiembre de 2012, observamos cómo la recaudación aumentó un año después en un 2,3%, pero el gasto de las familias cayó más de un 3,5%. Y el que también han asegurado que se quedará como está, es el IRPF. Impuestos para recaudar una recaudación que nunca ha sido la planificada por el Gobierno.