Chipre ha logrado que sus bancos no se cierren, pero ya no podrá vivir de ellos. Su economía real ya está parada: "Hay un pánico generalizado", confiesa un tendero.

El ministro chipriota de Finanzas ha asegurado que el Gobierno no estudia tijeretazos. No sería él quien los impusiese sino la troika, a la que tanto se teme en las calles de Nicosia.

El precedente más a mano es Grecia. Aunque allí el rescate en dos tiempos ha sido de unas dimensiones mucho mayores, lo cierto es que se ha llevado por delante a miles de trabajadores públicos. En Chipre se prevé el despido de unos 5.000 funcionarios.

Juan Manuel Pérez Mira, Decano Colegio de Economistas de Valencia, cree que "Chipre tendrá que contener gasto social".

El miedo a perder su trabajo atenaza a los chipriotas: "Lo más probable es que acabemos perdiendo el trabajo. Por mí bien, que tengo 55 años, pero no por mis compañeros, que son más jóvenes".

Pero todos, mayores y jóvenes, tendrán que asumir una vida mucho más cara. Se estima que el IVA subirá del 17 al 18 por ciento. Y además, como ha ocurrido en todos los países rescatados, los recortes en Sanidad y Educación están prácticamente garantizados.

Para devolver los 10.000 millones prestados por Bruselas, cada chipriota tocaría a 12.500 euros. Eso sin contar con lo que ya han perdido en los bancos si tenían un depósito de más de 100.000 euros.