En lugar de aviones, desde el aeropuerto de Castellón volaban cientos de miles de euros con destino al club de golf de la ciudad, presidido por Carlos Fabra. Así lo ha denunciado ahora Esquerra Unida.

Entre 2006 y 2010, Aerocas, la empresa pública gestora del fallido aeródromo, y que también lideraba Fabra, le pagó a su propio club privado al menos 625.000 euros por organizar cada año un torneo menor.

Todo ello cubierto de secretismo y opacidad, gracias a las cláusulas de confidencialidad que ambas sociedades incluían en la firma de sus acuerdos. Cuando Carlos Fabra abandonó la Diputación casualmente su club estuvo a punto de desaparecer.

Compromis incluso eleva la cifra del pufo hasta casi 900.000 euros. Aseguran que el aeropuerto comenzó a subvencionar el Club de Fabra en 2004, antes incluso de que se empezara a construir.