El café es una de las primeras materias primas que fue golpeada por la pandemia y la crisis inflacionaria, pero también es una de las pocas que mantiene las subidas en los mercados internacionales hoy en día. El precio de la variedad arábica, la más común, acumula una subida del 96%. La variedad robusta, una de las de mayor gama, lo hace más del doble, encareciéndose un 124%, la mitad de la escalada solo en el último año.
La sequía está afectando a los cultivos más húmedos, como el café, obligando a los grandes productores de Brasil, Vietnam y Etiopía a buscar soluciones para retener toda la producción posible. Pero la oferta baja, se produce menos, a lo que se unen los encarecimientos en los siguientes eslabones.
Mientras la demanda mundial de café se mantiene fuerte, e incluso se acelera, de la planta se saca menos materia prima, además de los costes laborales y energéticos que conllevan todos sus procesos posteriores de recolección, selección, tostado y distribución.
Un futuro negro para este acompañamiento tan necesario que se espera que se equilibre pronto, y no nos deje sin café para nadie.
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