La Comisión Europea da marcha atrás a su estricto plan de ahorro energético ante el posible corte de gas que se produzca desde Rusia. El último borrador mantiene el recorte del 15% del consumo de gas de los países miembros, pero incluye excepciones que permitirán adaptar este ahorro a las necesidades de cada país.
Así, responde al nerviosismo y oposición de países como España, que se ha opuesto frontalmente a la propuesta trasladada desde Bruselas. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico acude este martes junto a los ministros de Energía de la Unión Europea para tratar de cerrar un acuerdo sobre el plan de Bruselas.
Los representantes de los países se reúnen de nuevo este lunes buscando aproximar posiciones, con vistas al Consejo del martes. España fue el primer país en rechazar la propuesta original de Bruselas, una posición a la que después se sumaron otros como Portugal y Grecia. Desde entonces muchas otras delegaciones han planteado pegas por un motivo u otro.
Alemania, muy dependiente de las importaciones de gas ruso, se ha mostrado sin embargo favorable a la propuesta de Bruselas desde el primer día. Bruselas planteó en su propuesta presentada el pasado 20 de julio en primer lugar un recorte voluntario del consumo de gas para mejorar las reservas energéticas y, en caso de que la situación se agrave, reducciones obligatorias.
La República Checa, que preside el Consejo de la UE este semestre, está liderando estos días la negociación entre los Estados sobre esa propuesta, en la que ya se han introducido algunos cambios al texto original de la Comisión, indicaron fuentes diplomáticas.
En el último borrador de texto, aunque se mantiene el objetivo de un recorte del 15% en el consumo de gas, queda exento el gas que utilice la industria esencial y el que ya hay en las reservas. Además, se han planteado modificaciones que permitirían a los países pedir derogaciones por una serie de motivos, como la situación geográfica. El objetivo que se busca es "permitir moderar las reducciones" a cambio de compromisos de los países de aumentar en lo posible las transferencias de energía entre Estados miembros.
Otro cambio introducido en la propuesta original es que sean cinco Estados miembros (en lugar de solo la Comisión como indicaba la primera propuesta) los que puedan pedir la declaración del estado de alerta que pondría en marcha la obligación de recortar el consumo de gas.
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