Bruselas empeora las previsiones para España por la crisis del COVID-19. La Comisión Europea (CE) prevé que la economía española caiga un 10,9% en 2020, un punto y medio más de lo que proyectó en el pasado mes de mayo (cuando estimó una caída del 9,4%), por la contracción "sin precedentes" de la actividad en la primera mitad del año debido a las restricciones para frenar la pandemia, especialmente en el sector servicios.

España será el segundo país de la Unión Europea más golpeado por la crisis este año, solo superado por Italia, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) se reducirá en un 11,2%, y en línea con la caída del 10,6% que registrará Francia, según las previsiones macroeconómicas publicadas este martes por el Ejecutivo comunitario.

Bruselas espera que la economía española empiece a repuntar en el segundo semestre conforme se retiran la mayoría de restricciones y que la recuperación continúe en 2021, cerrando el año con un crecimiento del 7,1%, una décima superior al previsto por la Comisión en mayo. Aun así, el PIB al finalizar 2021 será todavía cuatro puntos inferior al de 2019.

Con respecto al desempleo, el informe de la Comisión Europa sobre España destaca que los ERTE "han ayudado a limitar las pérdidas de empleo a gran escala por ahora". Sin embargo, el texto añade que el "impacto desproporcionado" de la crisis sobre los sectores intensivos en mano de obra "provocará un aumento significativo de la tasa de desempleo". "Son probables mayores incrementos una vez que los ERTE sean retirados", avisa el documento europeo.

En mayo, había previsto un aumento del paro hasta el 18,9% este año, así como un incremento del déficit hasta el 10,1% del PIB y de la deuda hasta el 115,6% del PIB, indicadores para los que no ha renovado las proyecciones en este nuevo informe.

Eso sí, estas previsiones parten del escenario de que no habrá una nueva oleada del virus y el desconfinamiento proseguirá gradualmente, pero Bruselas ha advertido de que no puede descartarse un rebrote que empeore la situación, por lo que ha llamado a acordar pronto el plan de recuperación europeo. En el caso de España, el organismo prevé que las medidas de distanciamiento social que se mantendrán en la 'nueva normalidad', unidas a los cambios en los comportamientos del consumidor, tendrán un impacto a largo plazo en los servicios que requieren interacción personal, como la alimentación, hostelería, comercio minorista, servicios personales o el entretenimiento.