Si preguntamos en la calle cuándo prohibirá Bruselas la venta de automóviles con motor de combustión, lo normal es que muy pocos acierten con la fecha. Es una de las quejas más habituales que escuchan los trabajadores de los concesionarios. "La gente nos dice que no lo tienen nada claro. Hoy escuchan una cosa y mañana otra", nos comenta Juan Márquez, jefe de ventas de uno de los concesionarios de Toyotaen Bilbao.

En principio, el año acordado es el 2035. En los últimos meses, los responsables de los concesionarios han notado muchas más dudas de los posibles compradores, no saben qué coche elegir porque no tienen claro que esa fecha vaya a ser definitiva.

El veto de Alemania.

El futuro eléctrico del que hace bandera Europa, ha cambiado en los últimos días. Ese 2035 que iba a ser el último en el que podríamos comprar un vehículo con motor de combustión, ahora, no convence a Alemania. Desde Berlín, el canciller Olaf Scholz hace lo posible para que su gigante industria del automóvil no se resienta y ha hecho que Europa pise el freno y se replantee esa idea. La República Checa, Eslovaquia o Austria también se suman esa petición de Alemania.

Motores para combustible sintético.

Y para evitar que se eche al traste una decisión que ya fue aprobada por el Parlamento Europeo, se busca una solución. Esa solución pasa por transitar haciamotores de combustión pero específicos paracombustible sintético: el llamado e-fuel. El experto en motor de coches.netapunta que es una posibilidad que suena bien ecológicamente hablando porque el e-fuel "deja una huella de carbono cero en todo su proceso".

¿Un futuro eléctrico y sintético?

La propuesta va cobrando forma. Por ahora algunas grandes marcas, como Porsche, están apostando por ese combustible sintético que se produce a partir de hidrógeno renovable y CO2 proveniente de la atmósfera. Incluso, la empresa automovilística junto a otras compañías como Siemens Energy, ya han inaugurado su primera planta para generar este combustible en Chile, hace solo unas semanas.

Es pronto para definir con seguridad, a medio y largo plazo, cuál será el futuro real del automóvil. Lo que está claro es que ese futuro pasa por opciones sostenibles y que respeten el medio ambiente. Y lo que los ciudadanos también exigen es que cualquier cambio en sus vidas quede claro con margen suficiente para evitar la incertidumbre de no saber qué vehículo escoger.