La Comisión Europea ha confirmado que mantendrá la energía nuclear y gas natural dentro de la clasificación de inversiones 'verdes' porque las ve necesarias para la transición a energías limpias, una clasificación que mantiene a pesar del rechazo que provocó su borrador inicial entre sus expertos asesores y en países como España.
El Ejecutivo comunitario asume que ni el gas ni la energía nuclear son energías neutras a nivel climático, ni tampoco renovables, pero defiende su papel como "actividades de transición" para alcanzar el objetivo de una economía descarbonizada en 2050, un concepto recogido en el segundo párrafo del proyecto presentado.
Ante las reservas de la plataforma de expertos que emitió un informe crítico y al rechazo de varios países, entre ellos España, Bruselas defiende que el acto delegado adoptado por el Colegio de Comisarios fija "estrictas condiciones" para el gas y la energía nuclear, al tiempo que prevé sanciones para las compañías que no cumplan. Sin embargo, desoye las recomendaciones de los expertos de reducir los niveles de emisiones fijados en 270 gramos de CO2/kWh para plantas de gas hasta los 100 gramos de CO2/kWh.
La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha defendido la necesidad de replantear la propuesta de la CE para una taxonomía verde. Según escribió la ministra en una tribuna publicada por el diario alemán 'Tagesspiegel', la función de la taxonomía es "servir de guía" a estados, empresas e instituciones financieras a la hora de identificar prácticas sostenibles y formular estrategias de financiación e inversión.
Aunque cada país miembro de la Unión Europea es "libre de determinar sus fuentes energéticas", es importante "crear un idioma común" que contribuya a que las economías comunitarias "sean climáticamente neutrales lo antes posible". Además, incluir fuentes energéticas dañinas y con largos periodos de amortización en la taxonomía verde contribuiría a "desviar recursos de las tecnologías renovables", concluye Ribera.
A partir de ahora se abre un periodo de cuatro meses, prorrogable dos más, tras el cual entrará en vigor salvo que lo tumbe una mayoría simple del Parlamento Europeo o una mayoría inversa de 20 países que sumen al menos el 65% de la población de la UE. Si bien Francia y Alemania respaldan el proyecto, España, Austria, Dinamarca y Luxemburgo se posicionan en contra.
Esta medida afectaría tanto a las centrales que ya funcionan como a las que se construyan hasta el 2045, algo que desde el sector reciben como una excelente noticia. Bruselas considera que no daña el desarrollo de las renovables, aunque los ecologistas no lo ven así. Sara Bourehiyi, de Ecologistas en Acción, cree que supondrá un retroceso en las subvenciones "ya que miles de millones de euros irán destinados a los combustibles fósiles con la etiqueta de energías verdes".
El Pacto Verde de la Unión Europea reduce a cero las emisiones en 2050. Para que se cumpla, muchos ven necesaria a la nuclear aunque, como explica el profesor Eloy Sanz en el vídeo bajo estas líneas hay numerosos estudios que indican que no es necesario quemar combustibles fósiles ni usar energía nuclear para llegar a un modelo 100% renovable en la Unión Europea para el año 2050.
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