La inflación debilita el presupuesto de las familias y una de cada cinco dedica dos tercios (64%) de sus ingresos a necesidades básicas, como pagar la vivienda, la luz o la comida. Organizaciones que dan apoyo a familias desfavorecidas, como Cáritas, confirman que cada vez reciben más solicitudes. "Esta subida del 10% del IPC para estas personas no supone un contratiempo sin más, sino que para ellas es una situación de desborde", asevera Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas España.

El año pasado terminó con casi el 28% de la población en riesgo de pobreza, ocho décimas más que en 2020. Aunque se trata de un incremento menor que en otras crisis económicas. "Es preocupante porque ha aumentado la pobreza, pero al mismo tiempo vemos que si se hacen unas políticas de protección social adecuadas no solo no aumenta la pobreza, sino que ayuda a sostener la economía", defiende Carlos Susías, presidente de la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social.

Con la actual inflación, una familia de cuatro miembros ha visto encarecida la factura doméstica en 80 euros. "Con estos ingresos solo pueden alcanzar los gastos esenciales", denuncia Peiro. De hecho, han aumentado hasta más del 14% los hogares que no pudieron mantener su hogar a una temperatura adecuada o que retrasaron el pago de la vivienda. Y esto con datos de 2021.

Más de la mitad de las familias monoparentales está en riesgo de pobreza y los pensionistas se han empobrecido un 6%. Para Anatolio Díez, el secretario general de la Federación de Jubilados y Pensionistas de UGT, apunta que en su colectivo la inflación está teniendo "efectos devastadores y perversos". "Muchos pensionistas están teniendo enormes dificultades para vivir con dignidad". Más de la mitad de los pensionistas cobra menos de 1.000 euros al mes. Un millón y medio está en pobreza severa y cobran menos de 470 euros al mes. Los trabajadores pobres alcanzan ya el 18%.