La guerra de Ucrania se ha vivido en toda Europa con las escaladas de precios que han hecho tambalear las economías de los Estados miembro. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha avisado ante la llegada de un invierno "durísimo", del que dependerá cómo responda el otoño a esa incógnita de la desaceleración.

Con los datos en la mano, vemos cómo el IPC se colocó en el 10,8% en julio, el dato más alto desde septiembre de 1984 y seis décimas por encima del registrado en el mes anterior. La inflación subyacente (no incluye ni alimentos frescos ni energía) también crece hasta el 6,1 %, el registro más alta desde enero de 1993.

Esto se debe, principalmente, a la subida del precio de la electricidad en casi un 50% respecto a julio de 2021, un incremento impulsado por el encarecimiento de los productos energéticos (41,4%), así como por otros servicios vinculados al turismo como los hoteles y pensiones (33,8%), los vuelos internacionales (21,6%) o los paquetes turísticos (17,9%).

Como vemos en el gráfico, la electricidad ha vuelto a dispararse en los últimos días, colocándose en los 219,21 euros el megavatio hora (MWh) sin contar con la compensación a las centrales de gas. El máximo se alcanzó dos semanas después del comienzo de la guerra, cuando se llegaron a pagar 544,98 euros/MWh de media el 8 de marzo.

En cuanto a los carburantes, los precios atraviesan por un ligero respiro, lejos de los más de 2 euros el litro que se llegaron a pagar en junio. Sin embargo, esta semana acumulan varios días de subidas, según datos del MITECO. El diésel sigue por encima de la gasolina, con un precio medio de 1,837 euros el litro, mientras que la gasolina 95 se encuentra a 1,788 euros de media.

Sin embargo, este ha sido el puente de agosto más caro de toda la historia, con precios todavía muy por encima de lo habitual. A este precio medio hay que restar la ayuda de 20 céntimos del Gobierno, lo que coloca al diésel con un precio medio por litro de 1,637 euros y a la gasolina, de 1,588 euros. Estos precios son un 15% y un 18% inferiores a los récords que marcaron al inicio del verano.

Comparando la situación con hace un año, el litro de gasolina es un 26% más caro, mientras que el diésel se ha disparado, costando un 42,6%. Recogiendo la bonificación del Gobierno, la subidas son de un 12,7% y de un 26,8%, respectivamente.