España continúa poniendo a prueba el que parece que será el modelo laboral que regirá, a corto-medio plazo, las estructuras de producción en Occidente durante los próximos años, y que pasa por una nueva reducción de la jornada de trabajo. La idea, en principio, es disminuir el número de días que se trabajan en nuestro país a la semana (cinco, en términos generales) con el objetivo de revolucionar un sistema que va mostrando cada vez más grietas con el tiempo: prueba de ello, entre otros ejemplos, es la dificultad de los trabajadores para conciliar y su salud mental, y cómo han impactado estas cuestiones en su vida laboral.
¿Es posible alcanzar un equilibrio beneficioso tanto para los trabajadores como para la empresa empleadora a través de este mecanismo? Así lo indican, en principio, numerosos estudios que han analizado efectos y consecuencias de este planteamiento; también, proyectos pilotos que en muchos casos ya han registrado un éxito arrollador, logrando mantener los niveles de producción y beneficios y generando al mismo tiempo un entorno más saludable y libre para los trabajadores, que han visto sustancialmente mejorada su calidad de vida.
El objetivo, a la vista de las primeras pruebas, es implementar este modelo a una escala aún mayor para comprobar si el sistema es funcional y puede generar un patrón común aplicable, en la medida de lo posible, a todo el modelo español. Si bien hace unos días se conocieronlos primeros intentos serios de Valencia (recientemente arrancó un experimento de alcance internacional, todavía en marcha, al convertirse la primera ciudad europea en testear la eficiencia de la semana de cuatro días a lo largo de un mes), ahora, a nivel nacional, se da un paso más.
Características de la ayuda
La medida impulsada por el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, que abrió hace unos meses una convocatoria de ayudas a empresas que reduzcan la jornada laboral de sus plantillas, se ha publicado oficialmente este jueves en el Boletín Oficial del Estado, quedando registrada una asignación de 9,6 millones de euros en ayudas para las compañías que recorten al menos un 10% la jornada laboral y mantengan el salario de las plantillas durante dos años, plazo dado para observar los resultados de este proyecto.
Esa reducción del 10% durante dos años no son los únicos requisitos que deben cumplir las empresas para acceder a este programa de ayudas: es necesario destacar que la reducción de jornada afectará únicamente a personas trabajadoras con contrato indefinido a tiempo completo en el momento de inicio del proyecto; también, que el número de personas trabajadoras participantes debe afectar como mínimo a un porcentaje de la plantilla de la empresa o centro de trabajo en función del tamaño de este (hasta 20 personas en plantilla, un 30% de participantes; entre 21 y 249 personas en plantilla, un 25%).
El programa de reducción de jornada también exige a las empresas implementar medidas organizativas o formativas para optimizar el tiempo de trabajo, que redunden en la mejora de la productividad, así como la puesta en marcha de indicadores que midan la mejora de la evolución de esa productividad. Eso sí, dado que es un proyecto experimental y piloto, con un presupuesto reducido, desde el Ejecutivo se ha decidido restringirlo únicamente al sector industrial (incluyendo servicios industriales) para conseguir una suficiente representatividad estadística que permita obtener conclusiones reales.
Un siglo después de La Canadiense
"Este programa piloto ofrece a las pymes industriales una nueva forma de organizar sus jornadas laborales con reducciones del tiempo de trabajo sin afectar a los salarios y mejorando sus resultados empresariales. Animo a las empresas a que aprovechen este programa y presenten sus iniciativas", ha apuntado este jueves Héctor Gómez, recientemente nombrado ministro de Industria, Turismo y Comercio tras la presentación de Reyes Maroto como candidata del PSOE en la carrera electoral por ganar el Ayuntamiento de Madrid, ahora mismo en manos del popular José Luis Martínez Almeida.
El plan para la reducción de la jornada laboral semanal arranca justo cuando se ha cumplido más de un siglo desde la última movilización obrera que logró cambiar las doctrinas de trabajo en nuestro país. Por entonces, antes de los años 20, en España la jornada laboral estaba entre las 10 y las 16 horas diarias, la semana laboral solía ser de 6 días a la semana y el trabajo infantil era habitual. Sin embargo, en 1919, tras la conocida Huelga de La Canadiense que tuvo lugar en Barcelona durante 44 días, y que contó con más de 100.000 participantes que paralizaron efectivamente la economía, el gobierno español aceptó las demandas de los trabajadores que incluían una jornada de ocho horas, y de 48 horas como máximo a la semana, el reconocimiento de los sindicatos y el reintegro de los trabajadores despedidos.