Un estudiante no conseguía aprenderse los nombres de la Generación del 27, así que utilizó su mayor afición para memorizar todo. El joven hizo una alineación con los autores literarios y así se lo aprendió: un peculiar 4-3-1-2 con Domenchina de portero, defensas como Federico García Lorca, mediocentros como Dámaso Alonso o Alberti o atacantes de la talla de Jorge Guillen y Pedro Salinas.