Jeese sufre una grave enfermedad en los ojos. Por ella, está completamente ciego. Sin embargo, no ver no le ha impedido escalar una montaña gracias a la inestimable ayuda de su mujer, que le fue guiando en todo momento.

Sus ojos fueron los de él, y gracias a un auricular pudo irle guiando por esta grieta situada en Heptonstall.

"Coge la cuerda de la derecha. Bien, bien puestas las manos. Estás dentro", le dice ella mientras trepa por esta complicada montaña.

Porque si ya de por sí es difícil viendo, más aún es sin poder hacerlo. Por ello, la labor anímica es fundamental.

"Venga, te queda otro metro más para llegar a la cima", dice ella a Jeese.

Finalmente, y tras un gran esfuerzo, logra su objetivo y corona la montaña, algo que vuelve a demostrar que muchas veces los límites nos los ponemos nosotros.

"¡Qué feliz soy!", dijo ya arriba en la cima, a la que llegó gracias a las indicaciones de su mujer.