Él es Bobby Ryan, un jugador de la NHL, que ha necesitado tres meses para superar su alcoholismo y ahora ha regresado al hielo acogido por el calor de toda la afición.

El jugador de los Ottawa Senators disputa su primer partido en casa tras poner fin a su adicción al alcohol. Comenzaba el encuentro con toda la afición coreando su nombre, y acabo mejor aún, pues logró una actuación estelar con un hat trick. La grada volvía a ovacionarle.

La emoción era tremenda. Bobby no podía haber deseado un mejor regreso y no pudo contener las lágrimas. Una historia de superación que ha emocionado la NHL.