El deporte nos deja constantemente imágenes de superación. La última ha sido la de un atleta que estaba dispuesto a disputar una carrera de 100 metros lisos y, al salir, todo se torció.

Se tropezó al salir, quedando último, pero lejos de rendirse, se puso a correr a toda velocidad y luchar por hacer algo grande. Y vaya si lo hizo.

Su esfuerzo valió la pena porque acabó ganando la carrera, incluso le sacó una distancia considerable al segundo.