Poco hace falta decir para describir a Novak Djokovic como tenista. Para muchos el mejor jugador de la historia. Sin embargo, quizá para llegar a un nivel tan alto de juego tiene que recurrir, a veces, a ciertos comportamientos, actitudes o trucos que no dejan indiferente a nadie.
Varias han sido las ocasiones en las que el tenista de Belgrado ha salido de la pista en pleno partido, llegando a tardar más tiempo de lo permitido en los descansos entre juego y juego o entre set y set. Quién sabe si iba al baño o a los vestuarios, para evadirse, respirar, desahogarse... Nadie lo sabe. Pero tampoco sabe nadie, ni siquiera su entrenador, qué hizo las siguientes 24 horas a la derrota frente a Sinner.
"El martes por la noche terminó tarde. El miércoles ni le vimos en todo el día. No supimos qué estaba pasando hasta el jueves", dijo el entrenador de Novak, Goran Ivanisevic, tras la victoria en la final.
De hecho, ni siquiera tenían de seguro si iban a jugar su siguiente partido. "Estábamos (con el equipo) en el vestuario y no sabíamos si nos tendríamos que ir a casa. Estábamos sentados, esperando, y finalmente descubrimos que sí iba a jugar", señaló Ivanisevic.
Aún así, su entorno entiende las batallas internas que tiene. "¿Quién soy yo para enfadarme con Novak? Es el mejor de la historia. Sólo me enfada cuando nos grita sin motivo", aclaró Goran.
El motivo por el que su familia entiende estos comportamientos, es lo que ocurrió después. "Eso sí, cambió una vez estaba clasificado para semifinales. El sábado lo vi en sus ojos, cómo se acercaba al vestuario, cómo entrenó. En el primer punto con Alcaraz ya estaba levantando el puño. En su mirada se veía su cambio de mentalidad. Iba a por el torneo", finalizó Ivanisevic.