Ya son 35 títulos para Rafa Nadal de Masters 1.000. Cuando pensábamos que al español no le quedaban hitos que lograr, Nadal ha conseguido revalidar por primera vez en su carrera un título en pista dura.

El único momento de zozobra que tuvo el español fue en el primer juego del partido, cuando le tocó sacar y con un Medvedev volcado, ofensivo, atinado. Tenía que parar el ciclón, tanto del viento como de su rival, y lo consiguió.

A partir de ese juego, el camino fue de rosas para un Nadal que no cedió un solo saque, hecho que contrastó con los nervios de su joven rival. Dobles faltas, errores en puntos clarísimos, quejándose del viento en la pista... No fue el día de Medvedev.

Si en el primer set tuvo un camino sólido, el segundo fue directamente un festival. Nadal hizo algo tan difícil y tan sencillo de decir a la vez como mantenerse en la pista, esperar la oportunidad y ver cómo su rival fallaba una y otra vez.

No se volvió loco Nadal, que ya ha jugado unos cuantos partidos de este tipo y que se las sabe todas. En poco más de una hora de partido, el balear ya había conquistado un nuevo título, el número 35 en lo que a Masters 1.000 se refiere.

Montreal ovacionó a un campeón tremendamente sólido. No hubo final, pese a los intentos de animar a un Medvedev sobrepasado. El primer duelo entre ambos dejó una sensación terriblemente dura, la de la realidad, la de la diferencia de años, de batallas libradas y de juego, sobre todo de juego.

El ciclón se llama Rafa Nadal y en Montreal volvió a aparecer. Es el comienzo prometedor de su temporada en pista dura.