Rafael Nadal devolvió la igualdad a la eliminatoria de cuartos de final de la Copa Davis entre España y Alemania (2-2), tras imponerse en un gran encuentro al número uno germano, Alexander Zverev, por 6-1, 6-4 y 6-4, en 2 horas y 16 minutos.
El jugador español exhibió en varias fases del partido un tenis arrollador ante un rival que está llamado a marcar una época pero al que Nadal dejó claro quién es actualmente el número uno mundial.
Una mañana soleada, una pista de tierra batida, un recinto abarrotado, un rival de entidad y la presión de estar obligado a ganar fueron los condimentos ideales para que el número uno mundial saliera hipermotivado a la pista.
Nadal saltó al coso taurino en plan arrollador, con un juego muy agresivo y dominando a placer con su derecha a un Zverev que observaba impotente la exhibición de su rival, que en poco más de media hora se había apuntado la primera manga por un contundente 6-1.
El segundo set arrancó con una nueva rotura de servicio a favor del español, pero Zverev consiguió recuperar su saque a continuación y gritar a todo pulmón un "¡Let's go!" (¡vamos!) para insuflarse ánimo y creer que podía haber partido.
Lo cierto es que el alemán elevó sensiblemente su nivel de tenis, con un juego profundo, buscando insistentemente el revés de Nadal, pero el español tiró mano de su jerarquía y experiencia para no dejar que la dinámica del partido cambiara demasiado.
Una nueva rotura en el quinto juego devolvió al mallorquín una ventaja en el marcador que supo gestionar con solvencia para apuntarse el segundo parcial por 6-4. Zverev gesticulaba, tiraba la raqueta, protestaba a la juez de silla algunas de sus decisiones fruto de su impotencia y es que el alemán no encontraba la forma de poder cambiar el guión del partido que había escrito Rafa.
El español puso de nuevo la directa en el inicio del tercer set y se plantó rápidamente con un 4-1 y dos roturas de servicio a su favor. Zverev tiró de orgullo para no marcharse tan pronto a los vestuarios y tratar de reengancharse al set.
Dos juegos consecutivos del jugador de Hamburgo estrecharon el marcador hasta el 4-3. Pero al número español, curtido en mil batallas, no le tembló el pulso y aguantó su servicio para llevarse la victoria, dar el empate a España y ampliar sus estratosféricos registros en la Copa Davis y sobre la tierra batida.