"Confinamiento duro" en Australia tras detectarse un caso de coronavirus en el aeropuerto de Melbourne. Más concretamente en la cafetería Brunetti's, donde un empleado ha dado positivo en COVID tras las pruebas realizadas y podría haber estado en contacto con cientos de viajeros.

Así pues, el Gobierno del país oceánico ha tomado cartas en el asunto, pero el Open de Australia, primer Grand Slam de la temporada de tenis, seguirá su curso sin más problemas que la ausencia de público.

Desde el sábado hasta el próximo jueves, como mínimo, no habrá espectadores en las gradas.

Además, los jugadores tan solo podrán ir del hotel al partido y del partido al hotel, con unas medidas de seguridad más duras como es el uso de mascarilla en todo momento, lugar y circunstancia.

Las imágenes de una gradas relativamente llenas de gente, y sin mascarilla, llamaron la atención del mundo entero en un momento en que apenas hay eventos deportivos con público. Se esperaba más gente a partir de cuartos, pero eso ahora está en duda.

Los tenistas estaban felices y contentos de jugar con público, con defensoras como Serena Williams y Garbiñe Muguruza. "Me encanta, se agradece que vengan a vernos jugar tras un año casi completo sin espectadores", afirmó la española.

Australia no quiere que su lucha contra la pandemia caiga en saco roto, después de tener prácticamente controlado al virus.

Además de las medidas que afectan al deporte en sí, las reuniones públicas están prohibidas, y las personas no podrán desplazarse a más de 5 kilómetros de su casa.

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