Tras un inicio de 2022 de ensueño en pista dura con 20 partidos seguidos ganando y tres títulos más para su colección (Abierto de Australia, Melbourne y Acapulco), Rafa Nadal se humanizó en el desierto californiano.
El manacorí cayó en la final de Indian Wells ante Taylor Fritz (6-3, 7-6) en dos horas y 6 minutos después de exprimirse al máximo en la semifinal ante Carlos Alcaraz.
Nadal llegó muy tocado de su tobillo izquierdo, pero durante el partido unas molestias en el pecho se intensificaron y le obligaron a reclamar la asistencia médica en hasta dos ocasiones.
"Honestamente, estoy triste porque no fui capaz de competir", señaló el manacorí tras la final, en la que llegó a forzar el tie-break en el segundo set hasta que el de San Diego dio un golpe sobre la mesa y se coronó campeón ante su público.
Sobre la lesión en el pecho, ni el propio Rafa sabía a qué se debía: "Todo lo que puedo decir es que respirar es difícil para mí. No sé, cuando intento respirar es doloroso y muy incómodo".
"No sé si es algo en las costillas, no lo sé aún. Cuando respiro y cuando me muevo es como si tuviera una aguja dentro todo el tiempo. Me hace sentirme un poco mareado porque es doloroso. Es un tipo de dolor que me limita mucho. No es solo por el dolor: no me siento muy bien porque me afecta a mi respiración", añadió.
Eso sí, tirando del señorío que le define, Rafa quiso alejarse de los focos y felicitar a Fritz: "No es el momento de hablar de esto, honestamente. Incluso si es obvio que no podía hacer las cosas normales hoy. Es una final. Lo intenté. Perdí contra un gran jugador. No es el día de hablar de qué pasa conmigo. Es su día y no necesitamos esconder eso en mis comentarios".
Nadal no estará en Miami y desde ya comenzará su preparación para los meses de tierra batida, su gran especialidad. "Lo único que me preocupa ahora es qué está pasando ahí, qué tengo que hacer para recuperarme y cuánto va a tardar", zanjó el número 3 del mundo.
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